Un viaje por los encantos del occidente de Caldas

 El Cristo de Belalcázar

El Cristo de Belalcázar es otro destino turístico para resaltar en el occidente de Caldas. Está en Belalcázar y fue construido por el padre Antonio José Valencia e inaugurado en 1954. Tiene una altura de 45,5 metros y para llegar a él debe subir hasta el Cerro del Oso. Desde este monumento el visitante puede observar los ríos Risaralda y Cauca. Asimismo, 17 municipios de cuatro departamentos como el Águila (Valle del Cauca), Marsella, Santuario, Balboa y Belén de Umbría (Risaralda) y San José, Viterbo y Manizales (Caldas), por mencioanar algunos.


El Área de Turismo de la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas invitó a agencias de turismo de La Guajira, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Manizales a viajar por municipios del occidente caldense.

Supía, Riosucio, Anserma, Viterbo y Belalcázar mostraron sus atractivos y productos turísticos a los representantes de estas agencias. Les ofrecieron sus portafolios e intercambiaron experiencias.

El recorrido comenzó por Supía con visitas al barrio Los Colores y a un trapiche panelero. El itinerario siguió por Riosucio con el propósito de vivir la experiencia del Tour del guarapo, del Museo del Carnaval y del Centro Histórico. La ruta continuó por 31,5 kilómetros hasta llegar a Anserma, donde se conocieron glampings, cafés especiales y calles de la Abuela de Caldas.

El viaje prosiguió con el descenso al valle del río Risaralda hasta conectar con Viterbo, ingresando por el túnel de los Samanes y degustando su gastronomía. El trayecto finalizó en Belalcázar, con ascenso al Cristo Rey. Desde allí, el paisaje mostró sus matices para reafirmar que estos municipios hacen parte de un patrimonio que merece ser visitado.

El barrio de Los Colores es una galería de 20 murales a cielo abierto. Se ven plasmados en las paredes de sus casas las historias y las vivencias de sus habitantes. Las pinturas, realizadas por cinco artistas nacionales y locales, convierten este espacio en un destino turístico de Supía.

En la vereda Mudarra a 20 minutos del casco urbano de Supía, el visitante puede experimentar el proceso panelero en el reconocido trapiche de la finca La Esmeralda. Allí puede probar la dulzura natural de la panela y sus derivados, además del jugo de caña. Talía Valencia Montoya, a sus 25 años, es la encargada de la clarificación y concentración de mieles para producir panela. «Lo más difícil son las altas temperaturas, pero uno se acostumbra. Cuando hay buena cosecha de caña iniciamos a la 1:00 a.m. y vamos hasta las 4:00 p.m.”.

La Ruta del guarapo es una experiencia que combina esta bebida con la gastronomía ancestral, por ejemplo con viandas o especie de amasijos preparados a base de maíz y frijol. Se visitan guaraperías en la comunidad indígena de Sipirra, perteneciente al Resguardo Indígena Cañamomo y Lomaprieta de Riosucio, para degustar variedad de guarapos. Cada una es portadora del saber ancestral y tienen la forma propia de hacerlo. Este tour es amenizado por la chirimía la Guarapera de Sipirra, que la integran Evelio Hernández, Gildardo de Jesús Chaura, Jhon Freddy González y Jonathan Jaramillo, quien también hace de guía turístico.

La visita de las agencias de turismo incluyó un recorrido por el Museo del Carnaval de Riosucio y su Centro Histórico. En la imagen la iglesia de San Sebastián a los pies del cerro Ingrumá, sitio sagrado para las comunidades Umbra y Emberá que viven en el Resguardo de Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

Juan Pérez, hospedaje, café y restaurante está ubicado en el kilómetro dos vía Tabla Roja en la vereda Juan Pérez de Anserma. Es un emprendimiento familiar atendido por sus dueños, Ana María Arboleda y Diego Giraldo. Allí se disfruta de un café de origen, de senderismo, de avistamiento de aves y del Paisaje Cultural Cafetero.

Viterbo, el Paraíso de Caldas, tiene como puerta de entrada el Túnel de los Samanes que indruce al visitante a una galería de arte, pues los árboles que han cumplido su tiempo de vida fueron tallados con diseños alusivos a la cultura cafetera e historia del municipio.

El Castillo del Café es un nuevo atractivo turístico en Belalcázar por su  arquitectura y gastronomía. Está situado en la vía que conduce a Viterbo. No hay obra blanca, el mobiliario es reciclado y cada detalle es restaurado. Hace tres meses abrieron al público y ha sido tanto su acogida que, por falta de espacio, deben devolver a la gente. Por ello, es importante que llegue con tiempo.

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